El pasado 30 de septiembre se celebró en la ciudad de Bariloche el 50 aniversario del Colegio de Magistrados y Funcionarios de Río Negro, y contó con la presencia de diversos integrantes de la FAM acompañando al presidente del Colegio provincial y vicepresidente segundo de la Federación, Héctor Leguizamón Pondal.
Ariel Ariza, presidente de la FAM, resaltó la importancia del Colegio de Río Negro en la construcción del verdadero espíritu federal de la política asociacionista de la Federación, donde “ninguna ni ninguno de nosotros, somos más importantes que todos juntos”. En un emotivo acto acompañado por el vicepresidente de la entidad, Claudio Fede, se le otorgó al presidente del colegio una placa conmemorativa del cincuentenario.
Los días previos a la celebración se debatieron distintas problemáticas, tanto en reuniones privadas como en los medios masivos de comunicación. En las entrevistas Ariza enfatizó en la necesidad de generar los mecanismos para que la ciudadanía recupere la confianza en el Poder Judicial y fortalecer la independencia judicial como principal garantía ciudadana. “Los poderes judiciales son el último resguardo de la vigencia de los derechos humanos. Y nuestro compromiso es garantizar la independencia judicial”, expresó Ariza.
La agenda prevista para la conmemoración inició con la una edición especial de la Constitución de Río Negro en conjunto con la Constitución Nacional. A propósito, el presidente del CMFRN, Héctor Leguizamón Pondal, mencionó la importancia de estimular la memoria histórica, “nos permite medir en una línea de tiempo cuándo partimos, qué hemos hecho y qué proyectamos a futuro, Desde esta provincia, sin lugar a dudas, desde nuestra pertenencia a la región austral del país, apostamos al federalismo y al asociacionismo en la FAM. Renovemos nuestros votos ciudadanos comprometiéndonos con la República construyendo institucionalidad”, concluyó Leguizamón Pondal.
Además, se realizó una conferencia magistral “El Poder Judicial y su salud: institucional y personal” a cargo del médico psiquiatra Enrique De Rosa, y contó con una nutrida asistencia.